03 septiembre 2009

Respiciere



No apropiarse nunca de una mujer, nunca.

Comparte con ella, disfruta su risa, el placer está en verla feliz, en como disfruta,

en como mira, vive, toca y sueña. En como reparte amor entre la gente, sus amigos, su mundo.

Verla triunfar, crecer; tu único trabajo: estar ahí esperando con los brazos limpios para

envolverla y tener besos frescos y caricias no planeadas, hacer fuego desde tu alma par secar sus

lágrimas y luego dejarla volar, porque cuando se vaya, si lo has hecho bien, volverá.




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