04 marzo 2009

Enjoy the Ride

Hace cuatro años que entré por primera vez a la sala B "García Lorca" de la RESAD.

Es una sala pequeña, mas grande que una aula de la escuela pero mas pequeña que un teatro normal. Tiene algo de "La Caja Negra" del CUT de la UNAM en México.
El espacio es el necesario para sentir el calor del público, para que puedas distinguir sus rostros nítidamente.

Espacios de teatro experimental como se suelen conocer.


Aquella vez vi un montaje de fin de carrera, Presas, el cual me impresionó pues los personajes sentían muchas cosas a tan solo unos pasos de mi asiento.
Pensé ese día que me encantaría poder hacer algo parecido, en esa sala, en algún momento de mi vida.

Hoy hemos entrado. Después de tantos contratiempos, problemas de muchos tipos y un sin fin de cosas, "
La Boda de los Pequeños Burgueses" vio la luz. No quiero congraciarme con nadie, se que aún nos falta mucho como actores pero lo que hicimos hoy fue magia.

Al menos así lo sentí.

El embeleso que el Teatro brinda a aquellos que lo ven, y a los que estamos dentro.

And here we...go.

Estoy sentado dentro de una gran caja que apenas me permite moverme pues no alcanza el metro de largo y apenas 80 centímetros de ancho.
Estoy sentado y las paredes son muy altas, de dos metros y todo es obscuridad.

Trato de no pensar en diálogos, movimientos, marcaciones, luces y me fugo a una playa en México, por apenas unos instantes, hasta que afuera de mi contenedor comienzan a escucharse voces, primero una buscando un lugar, otra que le contesta, una tercera murmurando con una cuarta, una quinta, sexta y así hasta que no puedo saber cuanta gente esta viendo mi caja de cartón por fuera.

El escenario sigue a oscuras. Oigo otra voz indicando que ya no hay sitio que tan
solo quedan un par de lugares con vista muy reducida.

Oigo el mar de Playa Michigan en México, las olas, siento la arena y el sol comienza a parpadear hasta que se convierte en los latidos violentos de mi corazón.

Alguien pide que se apaguen los teléfonos móviles.

Adrenalina.

Estamos a punto de crear una fantasía, una ilusión. Magia.

La música comienza, mi temperatura sube y me obliga a volver. Sé que estoy a punto de salir, lo sé porque la melodía electrónica me lo dice.

Escucho reír a Lucía como Ina y empujo la caja hasta caer con ella.
La luz es cegadora, no puedo ver a la gente, no debo ver a la gente. Sólo debo dar todo lo que puedo, vivir ese momento, dejarme llevar, cambiar el mundo de quien nos ve por unos instantes.

Entonces me doy cuenta del placer de haber tomado la decisión de hacer esto, de hacer teatro, de ser un mago que puede cambiar un suelo de hule negro por cualquier otro lugar, por cualquier cosa que permita la imaginación...

...y nos queda tanto camino.

3 comentarios:

Beetho San Doval dijo...

Lo malo de que estés tan lejos, es que no se pueden compartir los momentos como se quisiera.

Me hubiera encantado estar presente.

Un abrazo HERMANO!

Anónimo dijo...

Diste el primer paso..y así se hacen las cosas...disfrutándo, viviéndolas, sinténdolas...hasta que se apoderan de todo tu ser...
Han dejado de ser tu sueño, esta vez se hizo realidad....Felicidades sigue disfrutando cada detalle.
Igual que Betho, lamento no haber estado ahí físicamente, porque en mi mente siempre estás. DIOS te bendiga siempre.

Unknown dijo...

En espera de esa invitacion... que estoy seguro que algun dia llegara... felicidades bro... se te quiere y se que valio la pena dejar la psicologia... saludos desde brasiiiilllll...